En Costa Rica, la población de migrantes internacionales asciende aproximadamente a 520.700, en igual proporción hombres y mujeres, cifra que representa el 10,2% de la población total (Portal de Datos sobre Migración, 2020). La mayor parte del stock migratorio está representado por personas provenientes de Nicaragua. De acuerdo con el Censo Nacional de Población del año 2011, existÃan 296.541 nicaragüenses en el paÃs. La migración desde este paÃs es fundamentalmente laboral, se trasladan para trabajar sobre todo en actividades agrÃcolas y de construcción, mano de obra representada principalmente por hombres y en actividades domésticas, ocupación desarrollada principalmente por mujeres. Otra población que ingresa por razones laborales es la Ngäbe-Buglé proveniente de Panamá, que se inserta en labores agrÃcolas -banano y café, fundamentalmente- y que se calcula entre 10.000 y 15.000 personas por año (DGME, s/f).
Como se ha mencionado, Costa Rica tiene una trayectoria como paÃs que ha abierto las puertas a personas que buscan refugio. Entre los años 1970-1980, la región centroamericana se vio azolada por conflictos armados que afectaban a varios paÃses y que obligaron a miles de personas salvadoreñas, guatemaltecas y hondureñas a abandonar su paÃs desplazándose en gran parte a Costa Rica. Lo mismo ocurrió durante la guerra civil en Nicaragua contra la dictadura de Somoza (1978-79). Por estas fechas, también ingresaron al paÃs miles de personas provenientes de Chile, Uruguay y Argentina para protegerse de la persecución polÃtica tras la implantación de dictaduras. En la década de los 80, fueron personas provenientes de El Salvador quienes ingresaron al paÃs huyendo de situaciones de violencia interna.
Más recientemente, del 2015 en adelante, el grueso de los paÃses de origen de personas en búsqueda de refugio son Colombia, El Salvador, Honduras y Venezuela. La presencia de grupos paramilitares, focos de guerrillas y de narcotraficantes en Colombia; la falta de empleo, inseguridad ciudadana y comunitaria en Honduras y El Salvador; la crÃtica situación social y económica de Venezuela, explican este fenómeno. En abril de 2018, debido a una serie de eventos de persecución polÃtica que se desencadenaron tras las protestas contra las reformas al sistema de seguridad social anunciadas por Daniel Ortega, miles de personas, principalmente jóvenes, se vieron obligadas a dejar Nicaragua por la situación de inseguridad y persecución polÃtica, muchas de las cuales se desplazaron a Costa Rica incrementando el número de solicitudes de refugio.
Se calcula que, al 31 de diciembre de 2021, el paÃs contabilizaba 151.656 personas solicitantes de refugio y 10.267 personas refugiadas de las cuales 136.959 y 4.032, respectivamente, correspondÃan a personas de origen nicaragüense siendo este el principal origen de las personas refugiadas, seguido de la colombiana (2.320). De la misma manera, son las personas de origen nicaragüense las que conforman el principal grupo de solicitantes de refugio, seguido del proveniente de Venezuela (5.978) (ACNUR, 2021).
A. El perfil de las personas refugiadas y solicitantes de refugio
Para referirse al perfil de las personas refugiadas y solicitantes de refugio en el paÃs, es necesario mencionar el estudio realizado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Asociación de Consultores y Asesores Internacionales (ACAI), en el 20151. La mayor parte de las personas era de nacionalidad colombiana, seguida de la venezolana y la salvadoreña. El diagnóstico identificó que la edad promedio era de 40 años siendo la más común 30 años, por lo que puede catalogarse como una población joven y en edad productiva.
La gran mayorÃa vivÃa con otros miembros de su grupo familiar dato que reviste de relevancia al abordar la problemática del desempleo, al tener bajo su responsabilidad la manutención de un promedio de 4 personas por núcleo. Otro dato importante asociado a la empleabilidad es el del nivel educativo con que contaban antes de ingresar a Costa Rica: la mayorÃa tenÃa estudios secundarios y universitarios lo que hace de esta una población con nivel educativo alto.
Otro estudio más reciente, de la organización HIAS (2020)2 determinó que el 59% tenÃa entre 18 y 40 años, dato que coincide con el anterior referido a que constituye una población en edad de trabajar. También coincide en cuanto a los datos referidos al alto nivel de escolaridad, en tanto el 49% contaba con estudios secundarios, 23% con estudios universitarios y 7% con estudios técnicos, frente al 25,1%, 40,6% y 8,7%, respectivamente, del estudio del ACNUR y ACAI. En este último estudio las nacionalidades preponderantes fueron principalmente la nicaragüense, seguida de la venezolana y salvadoreña.
Más especÃficamente referido a la población refugiada y solicitante de refugio proveniente de Venezuela, como parte del monitoreo de flujos de población venezolana que realiza la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), datos recopilados entre el 29 de julio y el 17 de agosto de 20203, confirman y enriquecen los hallazgos anteriores con información más reciente y en el contexto de la pandemia.
El grupo etario predominante fue el de 35-44 años seguido del de 25-34 años con un número elevado de mujeres -63%- frente al de hombres -37%-. El 24% contaba con estudios secundarios, 21% con estudios técnicos y el 53% con estudios universitarios. El 59% ostentaba la categorÃa de solicitante de refugio mientras que solo el 5% contaba con la condición de persona refugiada (el porcentaje restante contaba con otras categorÃas). Un dato relevante en función de la búsqueda y provisión de medios de vida tiene que ver con que el 54% afirmó que planea quedarse de manera permanente en el paÃs, lo que conlleva la necesidad de desarrollar una actividad productiva que le genere los ingresos para poder establecerse dignamente.
La población refugiada y solicitante de la condición de refugiada se caracteriza por estar en edad productiva y tener un nivel educativo alto con un importante número de personas con estudios universitarios. La mayorÃa tiene vocación de permanencia y provienen de Nicaragua y Venezuela. |
HIAS (2020) identificó en su análisis que las principales causas que adujeron las personas refugiadas y solicitantes de refugio como motivo para abandonar su paÃs fueron principalmente las amenazas de agresión o muerte, discriminación, falta de recursos económicos y de trabajo. Otras causas tienen que ver con el haberles quitado sus bienes, persecución, tortura y violencia de género.
B. Situación laboral de las personas solicitantes de refugio y refugiadas
El ACNUR y ACAI (2015) apuntan a la grave situación de desempleo de la población solicitante de refugio y refugiada que alcanza el 43% de acuerdo con el estudio referido. Esta cifra supera en mucho el promedio nacional que a octubre de 2021 equivalÃa a 15% (INEC). El desempleo afecta principalmente a quienes se encuentran en las franjas etarias de 18 a 29 años y 65 años o más con 53% y 67% respectivamente, por lo que son en particular las más jóvenes y las adultas mayores quienes se encuentran en situación de desventaja. Fueron las personas venezolanas (75%) y extracontinentales (68%), quienes reportan mayores tasas de ocupación. Por su parte, el estudio de HIAS (2020) señaló que el 56% de las personas encuestadas afirmó no tener trabajo, frente al 44% que afirmó sà estar trabajando.
En relación con las personas venezolanas, sobre las cuales existen mediciones especÃficas, el 59% de las personas venezolanas encuestadas se encontraban desempleadas y de esta cifra el 68% tenÃa un nivel educativo universitario o técnico superior (OIM, 2020), datos que dan cuenta de un importante desaprovechamiento de competencias.
El 21% trabajaba por cuenta propia y tan solo el 18% estaba en condición de empleado y el 1% de pensionado. En su mayorÃa quienes trabajaban por cuenta propia o eran empleados o empleadas se dedicaban al comercio (30%). De las personas que se encontraban trabajando, el 60% lo hacÃa en el sector formal de la economÃa, mientras que el 28% se ubicaba en el informal (el 12% no respondió). Si bien el nivel de formalidad es elevado si se compara la tasa nacional de informalidad (43,9% a diciembre 2021, INEC), lo cierto es que un 28% es una cifra que amerita ser abordada.
Las tasas de desempleo en personas refugiadas y solicitantes de refugio son elevadas, afectando principalmente a las personas jóvenes y adultas mayores. |
C. Barreras para la inserción laboral de las personas refugiadas y solicitantes de la condición de refugiada
Algunas de las causas que explican por qué las personas refugiadas y solicitantes de refugio encuentran obstáculos para insertarse laboralmente se relacionan con:
Algunas empresas solicitan una carta de antecedentes penales a las personas refugiadas y solicitantes de refugio previo a contratarlas. Es importante tener en cuenta que para otorgar el reconocimiento de persona refugiada, la Dirección General de Migración y ExtranjerÃa efectúa un análisis riguroso de cada caso para lo cual solicita un certificado de antecedentes penales tanto de su paÃs de origen como uno expedido en Costa Rica. ArtÃculo 68, h) del Reglamento de Personas Refugiadas. |
Algunas empresas solicitan el pasaporte para contratar a una persona refugiada o solicitante de refugio. Sin embargo, este podrÃa encontrarse vencido o por la situación en que tuvo que abandonar el paÃs, puede que lo haya extraviado. Al respecto, cabe señalar que el documento que expide la DGME es totalmente válido ya que demuestra la estancia regular de la persona y no hace necesaria la presentación del pasaporte. |